Por: Carla M. Kott

Abogada, con especialización en Derecho de Daños

Comentario a fallo

SEGUROS. RESPONSABILIDAD CIVIL. DAÑO PUNITIVO. BUENA FE

Se hace lugar parcialmente a la demanda promovida y se condena a una compañía de seguros a pagar una suma de pesos adeudada, así como los importes de los rubros patente y seguro que se determinarán en la etapa de ejecución de sentencia. Se destaca que existió un proceder deliberado y desaprensivo, por medio del cual la aseguradora obtuvo un nítido beneficio económico al retener durante largo tiempo los fondos que debió haber entregado al reclamante, y su conducta se alejó claramente de la buena fe.

'M. R., A. N. c/ORBIS COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS SA s/ORDINARIO' - Juzg. Nac. de Prim. Inst. Com. - N° 23 - Secretaría 46 - 17/3/2023

I - Introducción

Se aplica el daño punitivo como fundamento basado en la ruptura de la palabra empeñada de los sujetos en una relación jurídica. La importancia de uno de los principios del derecho civil, cuando el sujeto traspasa dicho principio, y de ahí el basamento del a quo para la aplicación del daño punitivo en el caso de autos; nos referimos al principio del derecho civil de buena fe.

La mala fe de la demandada, Orbis Compañía Argentina de Seguros SA, durante todo el proceso judicial fue suficiente para el juez de grado, para la aplicación del artículo 52 bis de la ley 24240.

II - De los principios generales de la responsabilidad civil

Estas son señales que nos sirven como reglas o preceptos dentro de los cuales los sujetos, en las relaciones interpersonales, y por qué no, a través de los llamados vínculos para con el otro, debemos tener como regla y/o conducta y de los cuales no podemos apartarnos. Pero aquí debemos abordarlos desde la figura o idea de justicia, de donde emergen las normas que hacen a la responsabilidad, al deber de responder y aquí, con ella, a la responsabilidad del derecho civil.

La buena fe en las relaciones jurídicas interpersonales trae aparejado un plus que no podemos dejar de analizar y que es uno de los principios de la responsabilidad civil, que venimos pregonando, del latín bona fides, que hace referencia a la honradez, la convicción de la pura verdad en la palabra empeñada sobre un hecho, opinión, situación, conducta, en cuanto a la relación jurídica para con el sujeto con el cual hay una deuda y una responsabilidad, generada en una obligación.

El deber corresponde a una conducta impuesta a un sujeto y que, por lo tanto, el otro sujeto de la relación jurídica, puede exigir.

Toda obligación genera deberes, que se basan en satisfacer aquello que le es debido, aquello que se pactó con el sujeto, envuelta aquí la buena fe de las partes.

Ahora bien, la deuda que existe en una obligación es un deber y este debe ser de contenido patrimonial.

Haciendo un pequeño recorrido por los principios de la responsabilidad civil, haré una mención especial de aquel que fue tomado como parámetro por el juez de primera instancia al dar lugar a la imposición del daño punitivo solicitado por la actora.

La buena fe está plasmada en el artículo 9 del Código Civil y Comercial de la Nación, que reza: “Principio de buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena fe”. Al comienzo, cuando hablamos de este principio, hacíamos hincapié en la buena fe creencia y en la buena fe probidad: la primera como titular de un derecho y la segunda como el comportamiento honesto y leal en la relación jurídica obligacional. Este principio nos retrotrae a las conductas de aquel sujeto que actúa educadamente, en pos de una buena convivencia social.

La buena fe no produce efectos propios, porque es el común en la vida jurídica, la armonía de la conducta jurídica; es la mala fe que, corrompiendo la armonía de la conducta común, tuerce el curso habitual de los fenómenos jurídicos y produce consecuencias disvaliosas.

Según Lavalle Cobo, la buena fe alude a la recíproca lealtad de las partes en el curso de las relaciones contraídas, la que debe apreciarse objetivamente, para lo cual, como explica Danz, “ha de aplicarse a cada situación el criterio de lo que hubieran hecho dos personas honradas y razonables”.

El principio de buena fe propicia conductas dignas, honrados y, en palabras de Mosset Iturraspe, “descarta todo proceder contrario a conductas leales y dignas, buena fe objetiva y manda ajustarse a la apariencia a lo que el otro pueda entender para no defraudar la confianza suscitada, buena fe subjetiva”.

La buena fe es el principio que parecería ser del buen comportamiento de la gente de bien, de aquel que actúa con moral, con principios morales.

Cierto es que este principio de la responsabilidad civil debe complementarse con aquellos tales como: relatividad de los derechos subjetivos, los derechos no pueden ser ilimitados, principio de reserva, consagrado en el artículo 19 de la Constitución Nacional: “Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley ni privado de lo que ella no prohíbe”. Aquel que corresponde a uno de los tres contenidos del derecho para los romanos: el neminem leadere, es decir, el “no dañar a nadie”, “no dañar al otro”. Norma implícita de los sistemas que incriminan el daño injusto, y es una consecuencia de la relatividad de los derechos subjetivos. Es importante destacar que en este principio persiste la paz social y convivencia de las personas. La imputabilidad subjetiva se fue reconociendo paulatinamente; la subjetividad como presupuesto de la responsabilidad, es decir que cuando se entabla imputar la responsabilidad subjetiva a un hecho ilícito, se va dejando de lado el sustento moral, en el cual hacíamos hincapié ut supra.

Y además:

III - La influencia de la buena fe en las decisiones judiciales

IV - Conclusiones

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Seguros: el daño punitivo basado en la ruptura de la palabra empeñada