La Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial rechazó un recurso de apelación contra un pronunciamiento de primera instancia que había denegado la suspensión de la sustanciación de una demanda promovida al único efecto de interrumpir el curso de la prescripción.

En el caso “Pessolani, Carlos Martín c/Promotora Fiduciaria SA s/ordinario”, el actor inició una demanda en la que reclamó -en forma genérica- el cobro de sumas de dinero a determinar en una futura liquidación, más intereses, actualización monetaria, y el resarcimiento de daños y perjuicios derivados del presunto incumplimiento de la Ley de Defensa del Consumidor (LDC) y del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), en el marco de un contrato de fideicomiso.

En su presentación, el actor indicó expresamente que la demanda se interponía “al solo efecto de interrumpir la prescripción”. Dicha acción fue acompañada de un planteo para suspender su sustanciación, de modo de evitar el avance procesal hasta que el reclamante decidiera completar sus pretensiones.

El juez de grado rechazó dicho pedido al entender que la tramitación debía proseguir conforme al procedimiento ordinario previsto en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN).

Contra esa decisión, el actor interpuso recurso de apelación, invocando el artículo 2546 del CCCN, que contempla la posibilidad de iniciar demanda para interrumpir la prescripción, y el artículo 331 del CPCCN, que faculta al demandante a ampliar o modificar la pretensión.

El citado artículo 2546 señala expresamente: “El curso de la prescripción se interrumpe por toda petición del titular del derecho ante autoridad judicial que traduce la intención de no abandonarlo, contra el poseedor, su representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuosa, realizada por persona incapaz, ante tribunal incompetente, o en el plazo de gracia previsto en el ordenamiento procesal aplicable”.

En tanto, el 331 del CPCCN dice, en su primer párrafo: “El actor podrá modificar la demanda antes de que ésta sea notificada. Podrá, asimismo, ampliar la cuantía de lo reclamado si antes de la sentencia vencieren nuevos plazos o cuotas de la misma obligación. Se considerarán comunes a la ampliación los trámites que la hayan precedido y se sustanciará únicamente con un traslado a la otra parte”.

Argumentos de la Cámara

Los camaristas Héctor Osvaldo Chomer y Alfredo A. Kölliker Frers recordaron que la demanda judicial tiene por finalidad abrir la instancia jurisdiccional para procurar la tutela efectiva de un derecho, y que la interrupción de la prescripción constituye uno de sus efectos legales, pero no su objeto.

Sobre ese punto, citaron doctrina que señalaba que la ley no admite la interposición de demandas cuyo único propósito sea interrumpir el plazo de prescripción, evitando la prosecución del trámite.

De acuerdo con esta posición, una vez presentada la demanda se impone su sustanciación, pues el proceso no puede quedar paralizado a voluntad del actor. Los magistrados destacaron que admitir lo contrario permitiría al demandante beneficiarse del efecto interruptivo sin asumir la carga de impulsar la causa, afectando el principio de igualdad procesal y desnaturalizando los plazos previstos por el ordenamiento.

En este sentido, señalaron que los plazos procesales solo pueden suspenderse cuando concurren las circunstancias previstas expresamente en el artículo 157 del CPCCN, lo que no ocurrió en el caso.

Demanda e interrupción de la prescripción

Luego los camaristas recordaron que, frente a una demanda que no cumple con las formalidades legales, el juez de primera instancia cuenta con tres alternativas procesales: intimar al accionante para que subsane los defectos; rechazarla en forma liminar o darle curso y ordenar el traslado correspondiente.

En este caso, explicaron que el magistrado de primera instancia optó por no suspender la tramitación y disponer el traslado, permitiendo que la parte demandada ejerza su defensa.

“La ley no concibe la presentación de demandas al único efecto de interrumpir la prescripción: tal interrupción no es el objeto de la demanda, sino un efecto natural de ella, cuyo verdadero objeto inmediato es abrir la instancia jurisdiccional e iniciar un proceso que necesariamente requiere de sustanciación, y obtener en lo mediato la “cosa demandada” a la que aspira su promotor”, añadieron los camaristas.

De los hechos de la causa, para los jueces, los antecedentes permitían concluir que la presentación de una demanda se realizó al solo efecto interruptivo, sin intención de sustanciarla, desvirtúa la función procesal y puede implicar una maniobra para eludir cargas y plazos.

La Cámara enfatizó que la interposición de la demanda genera el inicio del plazo de perención previsto en el artículo 310 del CPCCN. Este plazo implica que, si el actor no impulsa el proceso dentro de los términos legales, el expediente puede ser declarado perimido, extinguiéndose la instancia.

Por ello, si se suspendiera el traslado, el actor obtendría el beneficio de interrumpir la prescripción sin quedar sometido a la perención ni a la carga de impulsar el trámite, generando un trato desigual respecto de la parte demandada.

Así, la Cámara rechazó la apelación interpuesta por el actor y confirmó la resolución de primera instancia que denegó la suspensión del traslado de la demanda.

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