La Cámara del Trabajo de Viedma, provincia de Río Negro, hizo lugar a la demanda entablada por una empleada doméstica que se consideró despedida, ante la negativa de la demandada a reconocer la relación de dependencia habida entre las partes.

Tras analizar las pruebas colectadas en la causa, el Tribunal concluyó que la actora prestó servicios de limpieza y demás labores en el hogar del accionado; es decir, efectivamente existió una relación laboral entre las partes.

La prestación de servicios y la presunción legal

En el caso que se examina, “V., M. R. c/F., J. G. s/ordinario“, la actora alegó haber trabajado para la demandada como personal de casas particulares sin retiro, al realizar tareas de limpieza y demás labores propias del hogar.

Manifestó que, mientras se encontraba gozando de sus vacaciones, fue despedida verbalmente mediante un llamado telefónico. Ante esta situación, remitió un telegrama intimando a que se aclare su situación laboral; y ante la falta de respuesta, hizo efectivo el apercibimiento y se consideró despedida sin causa.

Luego, de manera extemporánea, la accionada respondió mediante carta documento, y negó la relación de trabajo denunciada.

Una vez iniciado el litigio judicial, mediante prueba documental y testimonial, la actora acreditó la prestación de servicios para la demandada, activando de esta forma la presunción contenida en el artículo 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, que establece: “El hecho de la prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de trabajo, salvo que, por las circunstancias, las relaciones o causas que lo motiven se demostrase lo contrario. La presunción contenida en el presente artículo no será de aplicación cuando la relación se trate de contrataciones de obras o de servicios profesionales o de oficios y se emitan los recibos o facturas correspondientes a dichas formas de contratación o el pago se realice conforme los sistemas bancarios determinados por la reglamentación correspondiente. Dicha ausencia de presunción se extenderá a todos los efectos, inclusive a la seguridad social”.

Por otra parte, la demandada –al contestar demanda- negó genéricamente la existencia del vínculo laboral con la accionante, pero no produjo prueba para sustentar su negativa, ni para acreditar que la prestación de servicios no tenían naturaleza laboral.

Despido indirecto: configuración de la injuria

Luego de estudiar las pruebas, la Justicia consideró que efectivamente existió una relación laboral entre las partes, y que se configuró el despido indirecto por injuria a los intereses de la actora, ante la negativa de la accionada a reconocer la relación de dependencia.

Afirmó que “la negativa a reconocer la relación laboral habida formulada por la demandada ante un reclamo jurídicamente procedente y la omisión de la registración requerida resultan ser injurias que justifican el despido indirecto, tal como fue decidido y notificado, a partir de lo cual procede el pago de los importes indemnizatorios correspondientes”.

En conclusión, el juzgado entendió que las tareas prestadas por la actora quedaban perfectamente tipificadas en la categoría de personal sin retiro del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares. En consecuencia, hizo lugar a la indemnización por despido, a las diferencias salariales y a la duplicación indemnizatoria prevista en el Decreto de Necesidad y Urgencia 34/2019.

También te puede interesar:

Modernización laboral: qué busca consensuar el Gobierno con empresarios y sindicatos

Ordenaron indemnizar a empleada doméstica despedida durante sus vacaciones