Por: Richard Amaro Gómez

En el ámbito del IIBB existe un principio general que viene dado por la ley de compartición federal de impuestos de que toda actividad complementaria tiene que tener el mismo tratamiento que la principal. Aunque lamentablemente algunos Códigos Fiscales han establecido este mismo principio rector pero estipulando que dicho tratamiento es así salvo que una norma establezca algo diferente. Situación con la que no concordamos ya que la ley de coparticipación fijó los parámetros inalterables que hay que seguir con respecto a este tema.

En este contexto, toda empresa que se dedica a una actividad agropecuaria, industrial, comercial o de prestaciones de servicios genera excedentes de esa actividad principal. Y los excedentes financieros deben ser resguardados frente a una economía inflacionaria teniendo en cuenta que dichos activos monetarios se desvalorizan frente a la inflación generando pérdidas. Por tales motivos, los referidos excedentes se invierten en activos financieros a fin de que generen rentas que permitan mantener el poder adquisitivo de la moneda, ya que el capital se irá incrementando por el devengamiento de los rendimientos. Es lo que se conoce como actividad financiera derivada, la cual no está complementando a la principal.

Véase que el objeto social de la compañía en cuestión no es el financiero sino que tiene un objeto agropecuario, industrial, comercial y/o de prestación de servicios, produciendo en su consecuencia ingresos accesorios. Incluso, la actividad financiera derivada no existiría si la actividad principal no generará excedentes por lo que esta última tiene su razón de ser en la primera.

De allí que el legislador pensó mediante la ley de participación federal de impuestos este principio rector en cuanto a que las actividades complementarias deben tener el mismo tratamiento que la labor principal, principio que alguna jurisdicciones ha intentado desvirtuar con lo cual no se está de acuerdo por un principio de legalidad y jerarquía normativa.

Ahora bien, la gran pregunta es: ¿qué sucede cuando la actividad principal se encuentra exenta en el marco del impuesto sobre los ingresos brutos y genera excedentes los cuales se vuelcan a activos financieros que generan renta de fuente argentina?. Por citar un ejemplo, se puede indicar que en el caso de aquellas firmas que solo se dedican a realizar exportaciones de bienes o exportaciones de servicios no van a generar materia imponible en el impuesto sobre los ingresos brutos dado que se trata de conceptos exentos. Entonces, una conclusión razonable sería que los ingresos que producen las actividades derivadas como la financiera no quedan alcanzadas en el ámbito del impuesto sobre los ingresos brutos teniendo el mismo tratamiento que la principal: actividad exenta.

Lo antes señalado no solo se produciría para el caso de la renta financiera del país derivada sino también con cualquier otra actividad complementaria como sería la financiación de las ventas o una actividad de fletes, entre otras.

Asimismo, no existiría argumento alguno para pretender que en este caso los ingresos de la actividad complementaria representen un hecho imponible autónomo, ya que hay una clara conexión y accesoriedad con la actividad principal.

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