Por: Leonardo J. Glikin

Abogado (UBA)

I - Introducción

Decía el inolvidable maestro Eduardo Zannoni: “Desde el quehacer académico, preponderantemente dogmático, no se ‘piensa la herencia’ … La herencia, en derecho estricto, pertenece a las categorías -casi un ‘nóumeno’ kantiano- que se piensan en términos de relaciones jurídicas cuyo presupuesto es la muerte de una persona. Pero de la muerte como tal, nada se piensa. Lo que interesa es la subsistencia de las relaciones jurídicas que encaraba el fallecido o la creación de nuevas relaciones que trascienden la muerte. Una idea de continuidad ante la ruptura radical: ‘a rey muerto, rey puesto’”.

Desde que fueron escritas estas líneas hasta ahora pasaron menos de treinta años, pero la cultura ha cambiado de una manera vertiginosa.

De esa dificultad para “pensar la herencia” que denotaba Zannoni en 1995 hemos evolucionado hacia la existencia de numerosas publicaciones acerca de Planificación Sucesoria, a la recepción del concepto en fallos judiciales, y la celebración de cursos y jornadas que tienen en esa práctica su eje principal.

Este artículo se concentrará en destacar que todo ello constituye un cambio de paradigma, y que ese cambio de paradigma exige ver y analizar la realidad desde una perspectiva diferente.

II - El cambio de paradigma

Platón usó el término “paradigma” en diversos sentidos, tales, como “ejemplo”, “muestra”, “patrón”, “modelo”. Kuhn define paradigma como “toda la constelación de creencias, valores, técnicas, etc. que comparten los miembros de una comunidad dada”.

Asimismo, y, en segundo lugar, “paradigma” denota un elemento de tal constelación: las concretas soluciones de problemas que, empleadas como modelos o ejemplos, pueden reemplazar reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la ciencia normal.

Por todo ello, podemos concluir que la incorporación de la Planificación Sucesoria como una buena práctica en relación con el destino del patrimonio, pero también al futuro de las relaciones interpersonales de los integrantes de la familia, para después de la muerte de uno de sus integrantes constituir un cambio de paradigma.

Hacerlo consciente trae beneficios concretos y oportunidades, que vamos a desarrollar en este artículo.

Además:

III - Un nuevo paradigma requiere un nuevo sujeto
IV - El jardín del vecino es más verde
V - “In dubio pro heredante”
VI - La importancia de la complementación interdisciplinaria
VII - Herramientas de planificación sucesoria
VIII - Conclusión: la perspectiva del heredante, un camino a recorrer

Este artículo forma parte de la publicación 'Temas de Derecho de Familia, Sucesiones y Bioética', exclusivo para suscriptores de Erreius

La perspectiva del heredante