En el caso 'A., P. c/ B. L, E. s/Daños y Perjuicios' la Sala J de la Cámara Nacional en lo Civil confirma la extensión de la condena a la compañía de seguros, Río Uruguay Cooperativa de Seguros Limitada, a pesar de que el conductor asegurado superaba ampliamente los límites de alcohol en sangre. La clave de la decisión: el silencio de la aseguradora.

La defensa de la aseguradora: exclusión por alcoholemia

La compañía aseguradora había apelado la sentencia de grado, basando su defensa en una cláusula de exclusión de cobertura de su póliza, la cual establece que no se cubrirán siniestros si el asegurado o conductor habilitado supera el límite de alcohol en sangre. La aseguradora argumentó que este hecho equivalía a una situación de 'no seguro', amparándose en el artículo 109 de la Ley de Seguros (Nº 17.418) y en la prohibición de circular en estado de ebriedad establecida en el artículo 48 inc. a de la Ley Nacional de Tránsito (Nº 24.449).

Además, sostuvo que en casos de exclusión de cobertura, el plazo de 30 días del artículo 56 de la Ley de Seguros no rige para el rechazo de la indemnización, y que su silencio no podía interpretarse como aceptación. También señaló que el asegurado no formalizó la denuncia del siniestro, impidiendo a la compañía recabar información.

El deber de pronunciamiento de la aseguradora

Sin embargo, el tribunal de alzada desestimó los argumentos de la aseguradora, centrando su decisión en que la empresa incumplió el deber previsto en el artículo 56 de la Ley Nº 17.418.

Los jueces destacaron que, una vez que la aseguradora tomó conocimiento del siniestro –específicamente durante la citación a mediación prejudicial– se activó el plazo de treinta días para que se expidiera sobre el derecho de su asegurado. En este punto, el fallo fue contundente al resaltar que este deber de pronunciamiento no es meramente formal, sino sustancial, y se aplica tanto a casos de caducidad o suspensión como a las exclusiones de cobertura o situaciones de 'no seguro'.

Citando el artículo 263 del Código Civil y Comercial, los jueces explicaron que, ante la carga de expedirse, el silencio del asegurador se interpreta como una manifestación de voluntad que implica aceptación.

Razonamiento y argumentación final del tribunal

Por último, la Cámara explica que una conclusión contraria no sería razonable pues si la aseguradora se hallara liberada de pronunciarse con relación a los siniestros excluidos, entonces la norma del artículo 56 no tendría objeto, en tanto no haría falta pronunciarse sobre los siniestros incluidos ante los cuales bastaría con aceptarlos tácitamente.

Conclusión

Este fallo refuerza la protección de los terceros damnificados y subraya que la carga de la aseguradora de expedirse en tiempo y forma es fundamental en la relación contractual del seguro.

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