I – ANTECEDENTES

Desde el año 1968 se le han quitado 13 ceros a la moneda ($ 1= 10.000.000.000.000 $m/n); además, a partir de la salida de la convertibilidad, el tipo de cambio (que por lo que se comenta más abajo, tal vez sea la medida más representativa de la decadencia fiscal) se multiplicó por 1.000, evidenciando que debería implementarse ya mismo un nuevo signo monetario.

En su momento habíamos comentado las dificultades existentes tanto para reconocer la inflación en Argentina como para evitar sus consecuencias. La situación local no merecía reproches técnicos sino referencias irónicas: “...cuando los economistas relatan parábolas sobre los peligros del ‘populismo macroeconómico’ y sobre las muchas maneras que el dinero puede estropearse, la moneda hipotética por convención se llama ‘peso’”.

El denominado “ajuste por inflación” impositivo (en adelante AxI) y el RECPAM contable, pretenden cuantificar el efecto de la pérdida en el poder adquisitivo de la moneda en materia tributaria y en los estados financieros; pero el hecho de sincerar las variables en términos reales (por oposición a nominales) supone, además, reconocer la presencia de ganadores y perdedores.

Por lo expuesto, los sujetos que ganan por inflación y los oficialismos de turno se opusieron a reconocer su aplicación durante más de veinte años. En el ámbito cotidiano, la falta de reconocimiento de los valores reales tuvo un efecto adicional: la virtual dolarización de la economía.

Para corregir los efectos contables e impositivos se han practicado revalúos de bienes de uso, gratuitos u onerosos, y de cambio (L. 21489); también se autorizaron ajustes por inflación en los balances parciales o integrales, pero aunque parezca insólito fue un pronunciamiento internacional el que obligó al reconocimiento de la inflación en los estados contables. Se terminó así tanto con la indiferencia de los entes profesionales como con la amplia variedad de modos de presentación en los estados financieros de las empresas.

A efectos contables e impositivos, las correcciones se realizan mediante índices, cuyas implicancias dan lugar al presente comentario. No se menciona ningún aspecto original, sino que se trata de presentar en un modo ordenado cuestiones que se vienen debatiendo (y omitiendo) durante las últimas dos décadas.

II - LA SITUACIÓN ACTUAL

Mediante las leyes 27430 (2017) y 27468 (2018) se permitió, aunque en forma condicionada, la aplicación del AxI; luego, con el desborde inflacionario de ese último año se superaron todos los parámetros y las nuevas restricciones allí establecidas para reconocer la inflación devinieron abstractas. Lo mismo sucedió con la insólita imputación diferida en tercios por período sin actualizar que fue declarada inaplicable en forma generalizada por la jurisprudencia.

Aunquese supone que los efectos de los diferenciales de índices son transitorios (cuando los coeficientes tienden a converger), el efecto anual es importante; al momento de receptarse el AxI con la ley 27430, la inflación minorista medida con el IPC por el año calendario 2018 era del 47,60% (mientras que la inflación mayorista ascendía al 66%).

En la actualidad (esto es, para diciembre de 2023 donde los estados contables aún están en proceso de determinación y 2024) el problema se agravó debido a que los desmesurados incrementos de precios (que ahora tal vez no sean inflacionarios) tienden a potenciar las diferencias entre los distintos índices. En efecto, con una inflación anual del 20% la magnitud de la diferencia entre los coeficientes es mucho menor que con un incremento del 200% por año.

La ley 27468

En el año 2018, esa reforma impositiva tuvo un efecto importante que pasó casi inadvertido: la ley 27468 cambió el modo de actualizar los importes nominales al derogar el IPIM reemplazando los ajustes con el índice IPC que arrojaba un incremento porcentual menor (tanto en general como para el año 2018 en particular).

Casi dos décadas después de la caótica salida de la convertibilidad, sin que trascendiera y sin explicaciones (no las hay) se sustituyeron los índices que reconocen la inflación. En efecto, la ley 27468 dispuso: “Sustitúyense en el segundo párrafo del artículo 89 y en el Título VI, ambos de la LIG … las expresiones ‘índice de precios internos al por mayor (IPIM)’ e ‘índice deprecios al por mayor, nivel general’, según corresponda, por ‘índice de precios al consumidor nivel general (IPC)’.

Y además:

III - ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS QUE SE PRESENTAN EN EL IMPUESTO A LAS GANANCIAS

IV - INFLACIÓN: LIMITACIONES DE LOS ÍNDICES PARA RECONOCERLA

V - DOLARIZACIÓN: ¿COMO MONEDA ÚNICA O COMO UN ÍNDICE MÁS?

VI - UNIDAD DE VALOR TRIBUTARIA

VII - RESUMEN Y CONCLUSIONES

Este artículo forma parte de la publicación de 'Doctrina Tributaria Errepar (DTE)', exclusivo para suscriptores de Errepar

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