No cabe duda que en la vida familiar hay lazos que se crean, aunque no siempre con seres humanos sino también con los animales como mascotas, donde los más populares son sin lugar a dudas los perros y los gatos. De hecho, según un relevamiento efectuado en el año 2022 así se evidenció:

Más allá de cómo se obtengan los mismos (compra, regalo o adopción), no cabe duda que generan gastos tal como se muestra en el gráfico del año 2022:

Ahora bien, no hay interrogantes que cuando estos caninos y felinos cumplen la funcionalidad de mascotas todas las erogaciones antes expuestas forman parte del monto consumido del ejercicio. Se recuerda que por este concepto se entiende los gastos de mantenimiento, sustento y esparcimiento del contribuyente y de su grupo familiar primario. Siendo ello así, se clasifican en los costos de mantenimiento.

Por lo tanto, nadie imaginaría en deducir las sumas de mantenimiento de sus mascotas, cuyos pagos forman parte del monto consumido del ejercicio. No obstante, hay que pensar en la realidad económica, social, política y cultural en que se desarrollan los negocios. ¿Y por qué hablar de negocios?. Porque en la República Argentina hay realidades que son innegables y no reconocerlas, aplicando criterios dogmáticos y rígidos, llevaría a injusticias.

Rememoren que la ley de impuesto a las ganancias (LIG) estableció, en sus artículos 23 y 83, que las erogaciones cuya deducción admite la ley, con las restricciones expresamente establecidas en la misma, son aquellos incurridos para obtener, mantener y conservar las ganancias gravadas por el tributo, y las mismas se restarán de los beneficios gravados de la fuente que los origina.

En consecuencia, y en principio, todo desembolso que tenga cierta vinculación con el ejercicio de la actividad gravada, siempre y cuando se pueda demostrar tal relación o vinculación, se podrá deducir.

De hecho, es criterio sentado que quien está en mejores condiciones para determinar qué costo es o no necesario para llevar a cabo una actividad empresarial es el contribuyente y no el Fisco, quien solo se debería limitar, en principio, a constatar la veracidad del gasto.

Según Enrique Reig, “el concepto de neceseridad no debe entenderse con alcance limitativo tal que excluya algunos gastos prescindibles pero, sin embargo, convenientes para el desarrollo de actividades sujetas al impuesto, tales como modernamente se consideran los de relaciones públicas, entre otros”.

A su vez, hay consumos cuya apreciación de neceseridad depende del tributario que incurre en los mismos porque él sólo sabe cuáles son o no necesarios. Esto significa que en ciertas ocasiones la vinculación de la consumición con los ingresos gravados no suele ser tan directa.

No obstante, existe un línea delgada en ciertos casos entre el gasto necesario versus el gasto personal, donde estos últimos forman parte del monto consumido.

En este marco, nadie dudaría que los pagos relativos a las mascotas del contribuyente y su grupo familiar primario, tales como: alimentación, gastos de veterinaria, gastos de cuidados, accesorios (como collares, entre otros), no resultan deducibles por su no vinculación a la fuente de ganancias gravadas.

Sin embargo, se debe distinguir la situación antes descripta con la relativa a aquellos casos en los que un animal tiene relación con la fuente de ganancias gravadas.

De hecho, hay razas especiales de perros que se los denominan “perros guardianes”, tal como el dobermann, el pastor alemán, el pastor belga malinois, el cane corso, etc. Al respecto, “las razas con perfil de perro guardián tienen características deseables para la protección del territorio, es decir, animales con personalidad dominante, con olfato y oído más refinados y, en cierto modo, más robustos e intimidantes”.

Si vamos a la actividad ganadera del interior de nuestro país nos podemos encontrar con los “perros protectores”. En este sentido: “el control de depredadores como el puma, zorro colorado y gris, y los perros asilvestrados, es una de las grandes problemáticas de la producción ovina extensiva. Así surgieron como herramienta de control los perros protectores del ganado, que conforman un sistema de control del daño en la majada. Es de destacar que este método no es letal para el depredador, ya que los perros actúan por disuasión, evitando que entren en contacto con los ovinos o caprinos”. Y ni hablar de otro tipo de perros que se utilizan en la actividad ganadera como lo es el “perro arriero” cuya función es dirigir al ganado. En este marco, “el investigador hizo una diferenciación entre estos animales protectores y los perros de arreo “cuya única función es dirigir las majadas o rebaños. En nuestro caso el perro de protección no arrea, solamente protege de los depredadores”.

Por lo tanto, se observa diferentes tipos de perros: guardianes, protectores y arrieros.

Asimismo, en las provincias y sobre todo en el interior, es común encontrarse en negocios, campos, galpones, etc. con perros cuya función no es ser de mascotas sino de guardia (“perros guardianes”). Y en muchos de los casos no se trata de caninos entrenados, pero que no obstante ello cumplen una función primordial en la era de la inseguridad.

Sin ir más lejos, hay en ciertas zonas en que uno de los medios efectivos de lucha contra los roedores como las ratas que afectan el funcionamiento de los negocios y la producción misma, es el gato. Sobre todo en negocios que acumulan stock de productos susceptibles de ser dañados por dichos roedores, se suele utilizar a este felino para protegerlos de los mismos debido al olor que desprenden e impregnan en el ambiente. En esta línea de ideas: “los investigadores del Instituto Severtov de Ecología y Evolución con sede en Moscú han descubierto que cuando los ratones jóvenes se ven expuestos a una sustancia química de la orina del gato, estos son menos propensos a evitar el olor de los felinos en su vida adulta. Todos estos hallazgos han sido presentados en el contexto de la reunión anual en Praga de la Sociedad para Biología Experimental, informa BBC.com.

En concreto, los investigadores habían encontrado previamente que un compuesto en la orina de los gatos - denominado felinina, que hacía a las ratas embarazadas abortar . La doctora Vera Voznessenkaya ha confirmado que el ratón responde psicológicamente a este componente específico”.

Se cree que sin lugar a dudas todo lo expuesto es una realidad que viven muchos negocios, lo cual nos lleva a pensar que hay casos donde es indiscutible que la presencia de ciertos animales es funcional al negocio mismo, más allá que no cumplen una función principal, sino que se convierten en herramientas de trabajo. Siendo ello así, no encontramos motivos para restringir la deducción de los gastos relacionados en la medida que sean razonables, prudentes y que se pueda justificar tal vinculación o relación.

En la causa “Gelblung, Samuel (TF 22.676-I) c/DGI” de la Cámara Nacional Contenciosa Administrativa Federal Sala IV de fecha 14 de febrero de 2012 donde el contribuyente desarrolló como actividad la de conducción y producción de un programa de televisión, entre otro, generando renta de cuarta categoría, se sostuvo en relación a los gastos impugnados por el Fisco por considerar que los mismos no resultaban deducibles en los términos de las disposiciones de la ley del tributo, que se comparte el criterio en cuanto a los gastos referidos a veterinaria, entre otros, “(…) en atención a que éstos no guardan -y tampoco probó el actor- correspondencia alguna con la obtención, mantenimiento y conservación de la fuente, sobre todo, teniendo en cuenta -como bien señala el organismo jurisdiccional-, que algunos de esos gastos corresponden a productos o servicios adquiridos o prestados a miembros de su familia”.

Véase que la Cámara hizo hincapié, al igual que el Tribunal Fiscal de la Nación en la instancia anterior, en que los gastos no tenían una relación evidente con la fuente de ganancias gravadas y que tampoco el contribuyente acreditó tal relación o vinculación.

Por lo tanto, la jurisprudencia no dice que taxativamente no sean deducibles, sino que todo depende de la acreditación de tal relación o vinculación con la fuente de ganancias gravadas. Y agregaríamos, de su razonabilidad.

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