Por: Richard Amaro Gómez

Se debe traer a la memoria que el mutuo es un contrato legislado por el Código Civil y Comercial de la Nación en virtud del cual un sujeto presta un bien a título gratuito a otro por un determinado tiempo, a fin de que este último lo utilice. Al respecto, este tipo de trato es muy común encontrarlo en el marco de empresas familiares donde los parientes consanguíneos y/o políticos suelen prestarse patrimonios entre sí.

En este contexto, se considera cuál es el impacto en ganancias respecto al acuerdo de un automóvil. En este caso, un titular de una explotación unipersonal recibe en concepto de préstamo un vehículo para su uso en el marco de la actividad empresarial por un determinado tiempo. En esta línea, es importante precisar que claro está que la titularidad del rodado le pertenece a otro por lo cual no habrá efecto alguno en lo que concierne a amortización impositiva. Es decir, su uso por parte del titular de la explotación unipersonal no genera gasto alguno en concepto de amortización ya que el desgaste por su uso lo sufre su propietario, siendo este último un tercero familiar.

Sin embargo y más allá de lo expuesto, se tiene cuenta que sí va a generar el uso del automotor en gastos de mantenimiento entre ellos: combustibles, peajes, mantenimiento, etcétera. Estos costes si son afrontados y soportados económicamente por el titular de la explotación unipersonal se convierten en costos deducibles en el gravamen en cuestión, dado que el coche se afectó a la generación de ganancias gravadas para lo cual no importa quién es su propietario.

Ahora bien, se debe tener presente que cuando la normativa del impuesto a las ganancias fijó el tope de los $7,200, esto lo hizo para todos las erogaciones de mantenimiento de automóviles sin hacer distinción entre propios o de terceros, siempre que el monto sea soportado por la explotación unipersonal. De hecho, existe un principio jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia en la Nación que dice que cuando la ley no distingue tampoco lo debe hacer el intérprete. Desde este enfoque, los automóviles propios o de terceros afectados al giro del negocio estarán limitados a la hora de deducir los gastos de mantenimiento por el tope de los $ 7,200.

En el caso de tratarse de otro tipo de rodados, por ejemplo, una camioneta no habrá restricción en la deducción del gasto de mantenimiento.

También te puede interesar:

Ganancias y el impacto de un mutuo de automóviles