Estamos ante el mundo de las telecomunicaciones digitales atravesado por una de las revoluciones tecnológicas más importante en años. Un mundo de inestabilidad económica y financiera. Un mundo que pareciera ser un terreno fértil para el origen de estafas virtuales.

En este marco, una estafa que ha tomado fuerza y sobre todo relacionado con las monedas digitales, ha sido el esquema Ponzi. ¿Cómo funciona el esquema Ponzi?

“En un sistema Ponzi nos encontramos que una persona (ya sea física o jurídica) ofrece gran rentabilidad a inversores,gracias a lo que consigue fácilmente convencer a la gente para que se le preste capital para ser invertido. Los intereses del dinero depositado o prestado son pagados con el dinero que invierten los nuevos clientes.

La rueda sigue funcionando hasta que deja de entrar dinero, y esto puede ser debido a una crisis, a que se acaben los estafados oa cualquier otro motivo. En ese momento, de desmonta el entramado que deja a los estafados sin el ahorro que habían invertido.”

En el esquema ponzi las rentabilidades prometidas son pagadas con el capital de los nuevos inversores. Y así, sucesivamente. Por lo que el sistema permanece en la medida que ingresen más y más inversores que estén dispuestos a mantener su inversión, mientras se destruye su capital aportado.

En este marco, el esquema funciona de la siguiente manera:

Desde el punto de vista empresarial, debemos destacar que cuando se generan excedentes de una actividad principal (primaria, industrial y/o comercial),esos excedentes las compañías los invierten para salvaguardar sus activos financieros frente a los procesos inflacionarios.

En este ámbito: ¿qué sucede con esas inversiones canalizadas a través de un esquema Ponzi una vez que se descubre la estafa?

Lo cierto es que una vez descubierta la estafa el sistema colapsa y todo el capital pendiente de recupero más los beneficios devengados no cobrados se tornan en ilusorios. Dichos en otros términos, el activo financiero (capital más beneficios adeudados) se transforma en un mal crédito de difícil recuperación. Ello por cuanto las empresas que promueven estos esquemas son de cartón, o sea, no tienen sustancia y están a nombre de testaferros insolventes.

En lo concerniente al impuesto a las ganancias, debemos recordar que la ley estableció como criterio general que los gastos cuya deducción se admiten,con las restricciones expresamente establecidas en la misma, son aquellos incurridos para obtener, mantener y conservar las ganancias gravadas.

En consecuencia, y en principio, todo gasto que tenga cierta vinculación con el ejercicio de la actividad gravada, y siempre y cuando se pueda demostrar tal relación o vinculación, se podrá deducir.

No obstante, la propia ley autoriza la deducción de pérdidas extraordinarias por siniestros, o sea, aquello que sucede en forma inesperada, accidental o no planificada, como puede ser una estafa bajo un esquema Ponzi.

Por lo tanto, el activo financiero pendiente de realización en estos casos podría deducirse como pérdida extraordinaria siempre que se haya hecho la debida denuncia policial a fin de dar cuenta de la inexistencia de tal activo por la desaparición del deudor. Es que luego de descubierto la estafa los delincuentes desaparecen.

Aunque claro está que si se llega a recuperar algo producto de un proceso judicial, lo cual resulta difícil en estos casos, dicho recupero será una ganancia gravada.

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