En una sesión maratónica y cargada de tensión, el Senado de la Nación rechazó los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, los candidatos propuestos por el Poder Ejecutivo para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Esta decisión, sin precedentes en la historia reciente, abre un escenario de incertidumbre sobre el futuro del máximo tribunal y suscita interrogantes sobre el equilibrio de poderes en Argentina.

Detalles de la votación

En la primera votación, Ariel Lijo, cuya nominación generó un amplio debate público y quien no había asumido porque el máximo tribunal no le aceptó su pedido de licencia en el Juzgado Federal N°4 de Comodoro Py, obtuvo 27 votos a favor, 43 en contra y 1 abstención.

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Por su parte Manuel García-Mansilla, designado por decreto presidencial 'en comisión' y que ya se encontraba en funciones, cosechó 20 votos a favor y 51 en contra.

Ambos candidatos necesitaban el respaldo de dos tercios de los senadores presentes para ser confirmados en sus cargos.

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Reacciones y controversias

La Oficina del Presidente Javier Milei emitió un comunicado repudiando la decisión del Senado, acusando a la oposición de priorizar 'intereses políticos' sobre la idoneidad de los candidatos.

Sectores de la oposición celebraron el rechazo, argumentando que la designación de García-Mansilla por decreto presidencial sentaba un 'precedente peligroso' y cuestionando la trayectoria de Lijo.

Inmediatamente después de conocidos los resultados de las votaciones, el juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, dictó una medida cautelar para impedirle a García-Mansilla intervenir en las causas en trámite en la Corte y a Ariel Lijo jurar ante el máximo tribunal.

Implicancias

El rechazo de los pliegos deja vacantes dos lugares en la Corte Suprema, lo que podría afectar el funcionamiento del tribunal y la resolución de casos importantes.

La polémica generada por la designación de García-Mansilla plantea interrogantes sobre los límites del poder presidencial en la designación de jueces.

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