Por: Gabriela A. Redruello
Abogada. Especialista en Justicia Constitucional y Derechos Humanos

Nuestra Constitución Nacional en el artículo 75, inciso 23), estableció los deberes del Estado: en especial el de legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución y los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, especialmente respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.

El cuidado se transforma en el nexo de todas estas personas en condición de vulnerabilidad. Analizaremos el trabajo de cuidados, asumido principalmente por mujeres, entre la familia, el Estado y el mercado, para poder completar logros de empoderamiento económico y alcanzar el bienestar social.

I - LA IMPORTANCIA DEL DERECHO AL CUIDADO

La familia como institución se encuentra reconocida en nuestra Carta Magna en el artículo 14 bis, donde se menciona que el Estado garantizará la protección integral de la familia. Con este artículo se establecieron importantes derechos laborales y sociales con miras a resguardar la familia.

Los cuidados tienen un vínculo directo con la familia, el trabajo y la seguridad social.

El término “cuidado” caracteriza las relaciones que se dan entre personas cuidadoras y quienes son receptoras de cuidado en situación de dependencia: niños y niñas, personas con discapacidad o enfermedades crónicas y personas adultas mayores.

Asimismo, todos los seres humanos potencialmente son sujetos de cuidado a lo largo del ciclo de la vida.

Vemos que el derecho y la necesidad de cuidado lo tienen principalmente este grupo de personas vulnerables, que la Constitución Nacional, desde la reforma de 1994, le otorga especial protección.

Asimismo, dentro de esta minoría encontramos a las mujeres, que en general son quienes proporcionan la mayor parte de ese trabajo de cuidado.

Los cuidados son una necesidad, un trabajo y un derecho.

Una necesidad para la existencia humana, siendo indispensables los cuidados para su bienestar y desarrollo. Un trabajo, en función de su valor socioeconómico.

Un derecho que debe garantizarse en sus tres dimensiones: brindar cuidados, recibir cuidados y al autocuidado.

El trabajo de cuidado comprende actividades destinadas al bienestar cotidiano de las personas, en diversos planos: material, económico, moral y emocional. En el que se incluye desde proveer los bienes esenciales para la vida, como la alimentación, el abrigo, la limpieza, la salud y el acompañamiento, hasta el apoyo y la transmisión de enseñanzas, valores sociales y prácticas mediante procesos relacionados con la crianza.

La labor de cuidado demanda mucho tiempo, esfuerzo y responsabilidad para la persona que lo realiza, sin embargo, una de las características del cuidado, especialmente cuando se da dentro de la familia, es su naturalización, lo que deriva en su falta de valoración e importancia.

El trabajo de cuidados, tanto el remunerado como el no remunerado, para la Organización Interamericana de Trabajo (OIT) es fundamental para el futuro del trabajo decente.

Para seguir leyendo: La jerarquización de la tarea de cuidado

Factores como el crecimiento de la población, el envejecimiento de las sociedades, las familias cambiantes, el lugar secundario de las mujeres en el mercado de trabajo y las deficiencias en las políticas sociales exigen que los Gobiernos, los empleadores, los sindicatos y los ciudadanos adopten en la organización del trabajo de cuidados medidas urgentes.

En 2015 había 2100 millones de personas necesitadas de cuidados (1900 millones de niñas y niños menores de 15 años de edad, de los cuales 800 millones eran menores de 6 años, y 200 millones de personas mayores que habían alcanzado o superado la esperanza de vida sana).

De aquí a 2030 se prevé que el número de receptores de cuidados ascenderá a 2300 millones, lo que estará impulsado por 100 millones más de personas mayores y por 100 millones más de niñas y niños de edades comprendidas entre los 6 y 14 años.

La prevalencia de discapacidades graves significa que entre 100 y 190 millones de personas con discapacidad podrían necesitar cuidados durante toda su vida. Todos estos datos indican que la demanda del trabajo de cuidados tanto remunerado como no remunerado ha aumentado.

Y además:

II - TIPOS DE CUIDADO
III - GÉNERO Y CUIDADO
IV - DERECHO AL CUIDADO EN LOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
V - CUIDADOS Y DERECHOS CONCULCADOS
VI - RECONOCIMIENTO DE TAREAS DE CUIDADO EN ARGENTINA
VII - JURISPRUDENCIA
VIII - ALGUNAS CONCLUSIONES

Este artículo forma parte de la publicación “Temas de Derecho Laboral y de la Seguridad Social”, exclusivo para suscriptores de Erreius

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