Por: Perla Olego

I - Modificaciones al impuesto sobre los bienes personales

En primer lugar, se abordará el análisis del Título III del proyecto de ley de medidas fiscales paliativas y relevantes, que incluye modificaciones al impuesto sobre los bienes personales. En la exposición de motivos se dice que son necesarias para normalizar la carga tributaria sobre los contribuyentes argentinos y asegurar la recaudación de impuestos al patrimonio en justa medida. Qué se entiende por normalización y qué por recaudación en justa medida es lo que iremos analizando a medida que vayamos desgranando dichas modificaciones.

Lejos está de la mente de quienes redactan las leyes el principio técnico-tributario de continuidad, por el cual las normas fiscales deben gozar de vigencia continuada y sus modificaciones deben realizarse en el marco de reformas generales y sistemáticas.

Como he expresado en tantas oportunidades, estos parches sobre parches, las idas y vueltas, las nuevas normas que a poco de regir se derogan, se reemplazan, y ni hablar de las modificaciones a los proyectos que nunca se llegan a tratar, crean una inseguridad jurídica, una confusión, que hace imposible a contribuyentes y asesores planificar. El caos, la contradicción en las normas que sobreviven a las sucesivas “reformas” constituyen un muestrario de los objetivos perseguidos por los distintos gobiernos. Vistas desde afuera, las leyes impositivas lucen como algunas construcciones en Europa, en las que dejaron rastros los griegos, los romanos, los árabes, los cristianos, y cuanta invasión pasó por allí.

Pero haré un paréntesis para poner en evidencia lo expresado en el punto anterior. Porque si hay algo que mínimamente sirve de ejemplo (ya señalaré otros más adelante) es el impuesto a la transferencia de inmuebles.

Rige desde 1991. Y no me voy a ir para atrás en la historia. Hoy se lo proyecta derogar.

Pero hace apenas 6 años, la ley 27430 creó el impuesto cedular que grava las ganancias derivadas de la enajenación de inmuebles y la transferencia de derechos sobre ellos en el caso de inmuebles adquiridos a partir del 1/1/2018, sobreviviendo el impuesto a la transferencia de inmuebles adquiridos con anterioridad a esa fecha, con algunos casos particulares, como el de los inmuebles recibidos a título gratuito. Así, tenemos hasta ahora dos impuestos totalmente distintos conviviendo, con mayor o menor carga tributaria, para igual tipo de operaciones, cuya única diferencia es la fecha de adquisición. Una evidente inequidad. No es lo mismo pagar el 1,5% sobre el precio de venta que el 15% sobre la ganancia.

¿Y el principio de igualdad? Recuérdese que la igualdad limita la actividad del Poder Legislativo, prohibiendo que el legislador le dé injustificadamente un tratamiento diverso a situaciones iguales o equivalentes.

No obstante, hoy proyectan derogarlo. ¿Y cómo quedaría la venta de esos inmuebles?

Solo el Mensaje considera que “no se advierte que dicho impuesto genere una recaudación relevante para los costos administrativos de aplicación y fiscalización que requiere”. Sí, puede ser. Pero de esta forma la venta de la enorme cantidad de inmuebles existentes en el país adquiridos hasta el 31/12/2017 quedaría fuera de toda imposición, sumado a los que ya lo estaban (los exteriorizados en el exterior en el anterior blanqueo de 2016). Mientras que los adquiridos a partir de esa fecha tributan el impuesto a las ganancias cedular (precio de venta menos costo actualizado) a una alícuota proporcional. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros? ¿Cuál es la diferencia en la operación que trata distinto a hechos iguales? Solo la fecha de adquisición.

Busqué una respuesta en el Título V del proyecto de esta ley que trata la reforma del impuesto a las ganancias. Nada.

Cierro paréntesis.

El Capítulo II de este proyecto de ley introduce modificaciones al impuesto sobre los bienes personales. La primera modificación incrementa notoriamente el mínimo no imponible, llevándolo a cien millones de pesos ($ 100.000.000) para los sujetos domiciliados en Argentina. Recordemos que el concepto de residencia fiscal dispuesto por la resolución general 4760 para el impuesto sobre bienes personales remite a lo normado en el impuesto a las ganancias en los artículos 116 y siguientes.

¿Cobrará relevancia este concepto, y las consiguientes discusiones, pero a la inversa, de los cambios de residencia en oportunidad de tributar el aporte solidario?

¿Volverán las oscuras golondrinas?

Se hace en forma retroactiva a partir del período fiscal 2023 inclusive.

No podemos dejar de señalar, como tributaristas, que este proyecto de ley arremete contra otro principio. En igual sentido, los inmuebles destinados a casa-habitación del contribuyente o del causante, en el caso de sucesiones indivisas, no estarían alcanzados por el impuesto cuando su valor determinado, de acuerdo con la ley, resulte igual o inferior a trescientos cincuenta millones de pesos ($ 350.000.000).

Fundamentalmente, elimina las alícuotas especiales aplicables a los bienes situados en el exterior.

Además, establece para los residentes en el país una única escala aplicable sobre el valor total de los bienes situados en el país y en el exterior sujetos al impuesto. Como siempre, están exceptuados los que deben tributar las empresas y fideicomisos en su carácter de responsables sustitutos de sus socios, accionistas y fiduciantes. Estos seguirán tributando al 0,5%.

La escala es aplicable también en forma retroactiva al período 2023 y las alícuotas van del 0,5% al 1,5%, reduciendo el número de tramos.

Asimismo, establece las escalas y alícuotas aplicables para los años 2024 a 2027, eliminando año a año el último tramo de la escala hasta llegar al período fiscal 2027 con una sola alícuota del 0,25% sobre el valor total de los bienes que excedan el mínimo no imponible.

Los montos previstos en las escalas se ajustarán a partir del período fiscal 2024.

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Se mantiene el concepto de pago a cuenta (con tope) de los impuestos pagados en el exterior por impuestos que consideren como base imponible el patrimonio o los bienes en forma global.

Una interesante incorporación constituye el beneficio a contribuyentes cumplidores, entendiendo por tales a quienes hubieran cumplido con la totalidad de sus obligaciones fiscales respecto del impuesto sobre los bienes personales de los períodos fiscales 2020 a 2022, inclusive. Interesante como concepto, pero meramente declarativo, porque consiste en una reducción de 0,50 puntos porcentuales de la respectiva alícuota de dicho impuesto para los períodos fiscales 2023, 2024 y 2025. ¿El período fiscal 2026 fue entregado en compensación al aumento del beneficio en la reducción? ¿Se perdió en el camino del 17 al 25 de abril?

Si comparamos este beneficio con el que se le acuerda a quienes blanquean bienes que ocultaron y nunca tributaron por ellos, este resulta insuficiente.

Para que califiquen como contribuyentes cumplidores, obviamente, no deberán haber regularizado bienes bajo las reglas de esta ley y deberán haber presentado, si estuvieran obligados a ello (recordemos el art. 4 de la RG 2151), las declaraciones juradas de este impuesto correspondientes a los años mencionados. Y esto es importante: deben haber pagado el impuesto en su totalidad antes del 31/12/2023.

También aplica este beneficio a responsables sustitutos (sociedades, fideicomisos del art. 25.1) cumplidores, siempre que encuadren en la categoría de micro, pequeñas y medianas empresas, que tendrán una reducción de 0,125 puntos porcentuales de la respectiva alícuota de dicho impuesto (0,5%) para los períodos fiscales 2023, 2024 y 2025. Para calificar como contribuyentes cumplidores, los responsables sustitutos (empresas) no deberán haber regularizado bienes y deberán haber presentado y cancelado en su totalidad, antes del 31/12/2023, las declaraciones juradas del impuesto relativas a los períodos fiscales 2020, 2021 y 2022.

Y además:

II - Régimen especial de ingreso del impuesto sobre los bienes personales

III - Estabilidad fiscal. Impuestos sobre el patrimonio

IV - Modificaciones en el impuesto a las ganancias

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