Por: Andrea F. Mulet

Abogada. Magíster en Familia y Pareja de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires

Nota al fallo: P. B., E. G. c/B., K. E. s/MEDIDAS PRECAUTORIAS - SUP. CORTE JUST. BS. AS. - 9/8/2024

Recuerdo cuando se discutía en el ámbito judicial el nombre que definiría aquella dinámica donde los justiciables (una pareja, una familia) asistiría a un ámbito terapéutico especializado para abordar sus conflictos vinculares; algunas veces fruto de un mayor consenso y en otras ocasiones decidido por el juez. En muchos casos, aquellos sujetos se volverían a reunir en audiencias judiciales para compartir lo trabajado y pensar nuevas estrategias. Se lo llamaba revinculación. Transcurridos veinte años de este recuerdo, comentaremos aquí ciertos cambios sustanciales registrados en la jurisprudencia.

Primeramente diremos que las re-vinculaciones, como todo término que comienza con la partícula re, nos dice que algo vuelve a repetirse, vuelve para atrás, aunque no se vuelve a dar de la misma manera sino con alguna modificación. Volveremos más adelante sobre esta idea.

Aclararemos, además, una diferenciación inicial: no es lo mismo el vínculo madre-hija, el vínculo madre-hijo y el vínculo padre-hijo/a. Resultará importante considerar también la edad de los hijos. Por eso, elegimos abordar en este trabajo el análisis de un caso de revinculación dispuesta entre una progenitora y sus hijos adolescentes. Así, las conclusiones teñirán las singularidades de los vínculos analizados.

I - El caso analizado. La postura actual de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

En el caso analizado, la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires dejó sin efecto la sentencia que había ordenado el reintegro de los hijos jóvenes al domicilio de su progenitora, en el marco de una denuncia por violencia intrafamiliar, así como también la orden de realizar una terapia de revinculación materno-filial.

A los fines de resolver de este modo, los miembros del Alto Tribunal provincial valoraron las constancias de la causa, especialmente los dichos de los jóvenes y sus deseos de no retornar a vivir en el domicilio de la madre, en particular la angustia manifestada ante dicha posibilidad y la falta de contacto actual entre aquellos, corroborado todo ello por informes periciales.

En ese contexto, se destacó la necesidad de priorizar el Interés Superior de los menores por sobre la aplicación estricta del acuerdo celebrado entre ambos adultos, en consonancia con una mirada constitucional convencional.

Y allí se dictan las nuevas indicaciones respecto de una futura terapia materno-filial, donde debía tenerse en especial consideración las terapias que individualmente adultos y niños hubieran desarrollado con el objeto principal de recomponer los lazos familiares, resguardando los derechos de los jóvenes. En la instancia de grado -se expresó- debía “velarse por estos objetivos y asegurarse de que ambos progenitores extremen sus esfuerzos para garantizar y favorecer el contacto de los jóvenes con la madre, respetando los tiempos y la opinión de ambos jóvenes … Para lograrlo, la revinculación debía ser llevada adelante por el cuerpo técnico auxiliar”.

Algunos años antes, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) intervino en estos autos y señaló los lineamientos básicos que después la Corte local plasmó en la sentencia analizada aquí. Es que este último órgano había considerado “imperioso reanudar la vinculación de los menores con su madre”. Luego, tuvo que cambiar de parecer.

Así, en el año 2021 la Corte Federal expresó su disconformidad con esa sentencia. Puntualmente, destacó “la concordante y férrea opinión expresada por los niños y la niña que se oponían y se oponen a volver a residir y a estar al cuidado de su progenitora, así como a vincularse con ella”. Lo cual “resultaba relevante a los efectos de determinar el Interés Superior del Niño al que debe atenderse de manera primordial”.

En efecto, no pudo pasar inadvertido que “tal actitud mantenida en el tiempo, al margen de que pudo haberse originado en la alienación con el discurso paterno ayudado por la posición de la madre, no había podido ser revertida pese a las distintas intervenciones judiciales y tuvo como correlato el constante fracaso de todas las estrategias de revinculación con su progenitora y, en consecuencia, la consiguiente imposibilidad de hacer efectiva la decisión de reintegro confirmada por la Suprema Corte local”.

La CSJN mantuvo esa mirada frente a la revinculación forzada en autos “V., S. A. c/M., I. I. s/recurso de queja” (de fecha 2/11/2023), revocando una sentencia que había ordenado -entre otras- concretar en el corto plazo al menos dos encuentros entre una progenitora y sus hijas adolescentes, así como también que todo el grupo familiar inicie de inmediato un tratamiento de reorganización familiar, al estimarse que en el caso debía darse prioridad al derecho de las menores a ser escuchadas, con su férrea decisión de no vincularse con su madre y no contribuir a una revinculación forzada que se traduciría en una revictimización secundaria. Así, se concluyó en la necesidad de indagar sobre un modo diferente de vinculación materno-filial del que se haya intentado hasta el presente, sin resultados favorables para ninguna de las partes.

Allí se argumentó que no podía insistirse en la revinculación forzada de las hijas con su progenitora, si pese a los intentos -múltiples y de diversos órdenes- de todos los operadores judiciales tendientes a lograr el cumplimiento de la manda judicial, la persistente negativa de las menores adolescentes a mantener algún vínculo con aquella, mantenida prácticamente inalterada a lo largo de la extensa tramitación del proceso cautelar, y más allá de los distintos factores (externos e internos) que pudieron haber incidido en ello, exigía abandonar la metodología adoptada para alcanzar dicho objetivo y ponderar otras variables posibles para la recomposición del conflicto familiar que permitan desandar el camino recorrido desde otro enfoque. Y así no contribuir a que las adolescentes reanuden procesos de victimización secundaria.

En el caso, puntualmente se aludió a la revictimización o victimización secundaria, cuando la cronicidad de un conflicto parental en el que queden inmersos los hijos con su progenitora y la larga judicialización del proceso en el que se han visto involucradas como consecuencia de aquel, pueden alcanzar un punto de inflexión que requiere la adopción de soluciones que no se aferren a metodologías que la realidad ha demostrado que no han dado -ni darán, según dejan traslucir los informes- los resultados esperados. Se dijo, no cabe propiciar la reedición de abordajes forzados que agraven la situación personal y familiar de sus integrantes.

II - Vicisitudes del vínculo y de las terapias vinculares. El vínculo madre-hijo/a

Retomando aquello que inicialmente referimos sobre la partícula re, nos parece oportuno desarrollar aquí la idea sobre vínculos que nunca lo fueron y, por ende, no se puede volver a ligar algo que nunca se vinculó. Y esto no es un juego de palabras.

Para el Psicoanálisis Vincular, el vínculo es aquello que al ligar produce significado para los sujetos implicados, dada su condición de presencia. ¿Qué pasa -por ejemplo- cuando el/a hijo/a no se constituyó nunca como sujeto ajeno a la madre? Pues nunca hubo vínculo sino relación objetal sin significado.

Y si hubo alguna vez vínculo, un espacio terapéutico no puede ser concebido como una duplicación de lo que fue. Aunque el vínculo hallare alterado su devenir, y entendiendo al vínculo como novedad, no puede partirse de una re-producción sino -en todo caso- de una nueva producción subjetivante.

Por otra parte, el vínculo madre-hijo/a es un tema sensible. Es infrecuente hallar jurisprudencia al respecto. Resulta más sencillo pensar en las interferencias en el vínculo padre/hijos. Es que cuando se trata de una madre, se activan ideas preconcebidas que funcionan como obstaculizadoras para pensar el vínculo y sus vicisitudes. Pensemos en las guardas con fines adoptivos, y cómo cuesta al operador del derecho concebir una madre con dificultades psíquicas para maternar.

En el caso aquí analizado el desafío es aún mayor porque no existe una patología diagnosticada, sino que son los hijos adolescentes, en ejercicio de su autonomía progresiva, quienes están señalando que el vínculo no produce significado, empobrece esas subjetividades implicadas. ¿La causa? Según surge de la propia sentencia de la Corte local, no la explican suficientemente las interferencias obstruccionistas del padre. Tampoco la hallaremos en el psicodiagnóstico individual de la madre. Una posible explicación la encontraremos -en nuestro humilde parecer- en notas distintivas del vínculo de esa madre en particular con cada uno de esos hijos concretos. ¿Podríamos jueces y abogados aceptar que cierta revinculación no enriquecerá a los sujetos destinatarios, aun cuando no haya manifiesta patología? Este es el “quid” de la cuestión.

Tal vez deberíamos aceptar que este no es el momento para intentar una re-vinculación -y plasmarlo decididamente en las sentencias-, intento que podrá, tal vez, producirse más adelante, en otra etapa de la vida de los sujetos.

Y además:

III - El vínculo madre-hijos desde un enfoque vincular

IV - Aportes sobre el vínculo madre-hija. Otros casos de revinculación forzada

V - Conclusión

Este artículo forma parte de la publicación “Temas de Derecho de Familia, Sucesiones y Bioética”, exclusivo para suscriptores de Erreius

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