Se recuerda que la ley de impuesto a las ganancias (LIG) estableció en sus artículos 23 y 83 que los gastos cuya deducción admite la ley, con las restricciones expresamente establecidas en la misma, son aquellos incurridos para obtener, mantener y conservar las ganancias gravadas por el tributo, y las mismas se restarán de las ganancias de la fuente que los origina.

En consecuencia, y en principio, toda consunción que tenga cierta vinculación con el ejercicio de la actividad gravada, y siempre y cuando se pueda demostrar tal relación o vinculación, se podrá deducir.

De hecho, es criterio sentado que quien está en mejores condiciones para determinar qué gasto es o no necesario para llevar a cabo una actividad empresarial es el contribuyente y no el Fisco, quien solo se debería limitar, en principio, a constatar la veracidad del mismo.

Lo señalado no escapa a los grávamenes (impuestos, tasas y contribuciones especiales). Al respecto, la ley del impuesto a las ganancias regla en el art. 86 como deducción especial de las cuatro categorías, entre otras, en el inciso “a” a “los impuestos y tasas que recaen sobre los bienes que produzcan ganancias”.

No obstante, en el art. 92 relativo a las desgravaciones no admitidas regla en el inciso “d” como no deducible a “el impuesto de esta ley y cualquier impuesto sobre terrenos baldíos y campos que no se exploten”.

En este contexto, se puede decir que el impuesto de sellos que recae en actos, contratos u operaciones relacionados con actividades gravadas en ganancias, resultan un consumo deducible.

Sin embargo, hay que hacer una distinción entre:

Gasto del ejercicio: cuando no se trata de contratos relacionados con la adquisición de bienes tales como bienes de cambio, bienes de uso, entre otros.
Costo de un bien adquirido: en caso contrario.

¿Por qué es importante realizarla?. Ello por cuanto en el primer caso el impuesto de sellos constituye un gasto del ejercicio en que se haya devengado, mientras que en el segundo caso pasa a formar parte del costo del bien. Y si se trata de bienes de cambio pasará a deducirse integrando el costo de la mercadería vendida, si se trata de un bien de uso pasará a deducirse por medio de su amortización a lo largo de su vida útil, etc.

Por ejemplo, en la suposición que se pagó el 50% del impuesto de sellos por un contrato de venta de bienes de un cierto cliente. En este caso, el impuesto de sellos es un gasto del ejercicio.

No obstante, en el caso que se firmó un contrato con un proveedor para la compra de una maquinaria la cual será utilizada como bien de uso. En el caso se pagó el 50% del impuesto de sellos. En tales circunstancias, el abono del impuesto de sellos es un costo más de la adquisición de tales bienes de uso, por lo que pasará a formar parte del costo del mismo, sujeto a amortización a lo largo de la vida útil del bien.

En resumen: sea a) vía gasto devengado del ejercicio o b) vía costo de la mercadería vendida o amortización, según el caso; el impuesto de sellos es deducible siempre que se refiera a actividades relacionadas con la fuente de ganancias gravadas por el impuesto a las ganancias.

También te puede interesar:

¿Cómo es la deducción del Impuesto de Sellos en Ganancias?