Recordemos que en el marco del Convenio Multilateral el inciso “f” del artículo 3° del referido convenio estableció que:

'No se computarán como gastos: Los honorarios y sueldos a directores, síndicos y socios de sociedades, en los importes que excedan del uno por ciento (1%) de la utilidad del balance comercial'.

En consecuencia, debemos comparar el importe los gastos efectivamente incurridos con el monto resultante de aplicar el 1% sobre la ganancia contable que surge del estado de resultados del último balance de presentación. El excedente será no computable.

Cabe destacar que en caso de que el estado de resultados del arroje pérdida, el 100% de los honorarios y sueldos de directores, síndicos y socios de sociedades serán no computables

Por lo cual, no podemos encontrar con tres posibles situaciones:

Que todo el gasto sea no computable cuando el resultado del balance contable arroje pérdida.
Que todo el gasto sea computable siempre que el importe del mismo esté por debajo del tope del 1% sobre la ganancia contable del ejercicio.
Que el gasto sea computable de manera parcial ya que el importe del mismo está por encima del tope del 1% de la ganancia contable en ejercicio.

Ahora bien, no debemos olvidar que en la década de los 90 se nos hizo familiar el término globalización con el impacto de la revolución de la tecnología y de las telecomunicaciones. Asimismo, esto se ve reforzado por los más y modernos medios de transporte que fueron permitiendo conectar los distintos puntos del mundo en poco tiempo. Es así cuando en años posteriores empezó a surgir la idea de directores extranjeros o del exterior, en lugar de la idea tradicional de directores locales. Y esta política hoy se ve en muchas empresas del mundo, donde el centro de las operaciones está en una determinada nación o naciones pero cuyo director o directores se encuentran en otra nación radicados, dirigiendo la empresa desde allí.

En definitiva, estamos hablando de la dirección internacional de una empresa ubicada localmente en nuestro país. Sin ir más lejos, tenemos el caso de muchas empresas de nuestro país donde los directores se encuentran radicados en la República Oriental del Uruguay, entre otros países limítrofes. Lo expuesto no es algo novedoso sino que qué es una realidad tangible hace muchos años. Ya sea por cuestiones políticas, familiares, ambientales, etcétera, hay muchos directores que deciden radicarse en un país diferente al país donde está el centro de las operaciones de la empresa, llevando a cabo desde el exterior la dirección general de la misma.

Ahora bien, desde el punto desde la perspectiva del Convenio Multilateral esto nos genera serios inconvenientes. Esto es así dado que en el régimen general los gastos que se tienen en cuenta para cuantificar los coeficientes unificados son aquellos cuya génesis es el ámbito territorial del país y siempre que se trate de gastos vinculados con la actividad económica, de modo tal que permita medir el nivel de la misma. Sin embargo, los gastos originados en el exterior no permiten medir el nivel de actividad en el país, por lo tanto, aun cuando estén conectados con el desarrollo de la actividad pasan a ser no computable. Sí pueden ser útiles para medir el nivel de actividad en el exterior, pero no en el país, por consecuente son no computables.

De este enfoque, debemos preguntarnos si los gastos de honorarios y demás retribuciones del director extranjero se están generando efectivamente en el exterior y, por ende, son no computables. Nosotros creemos que cuando se trata de un director que desarrolla íntegramente su actividad desde el exterior, la empresa del país está generando gastos de fuente extranjera porque dichas actividades de dirección se están llevando a cabo fuera de los límites territoriales del país. Está innegable realidad económica no se ve alterada por el hecho de que el director esté prestando sus servicios a una empresa del país, ya que para el Convenio Multilateral, régimen general, lo importante es donde se llevan a cabo las actividades generadoras del gasto. Esta situación se ve agravada aún más ya que por lo general las empresas que tienen a sus directores en el exterior son compañías de carácter multinacional, con sedes en diferentes naciones, estando gestionadas por los mismos directores. Por lo tanto, la filial Argentina no es responsable del 100% del gasto del director del exterior, aparte que dicho director desde el exterior gestiona o direcciona las actividades internacionales de la compañía.

Todo lo indicado nos hace pensar que estamos frente a un gasto de naturaleza no computable y no por su falta de conexión con la actividad económica, sino por el lugar en que se están generando los gastos: en el exterior.

Por otra parte, nos podemos plantear qué sucedería en el caso de un director que se encuentra radicado en una nación limítrofe, el cual hace viajes a nuestro país para asistir a reuniones importantes o gestionar asuntos significativos de la compañía. Nosotros creemos que frente a estos casos no se puede arbitrar una solución genérica sino que hay que ver cada caso en particular. El hecho de que un director viaje ciertas cantidades de veces a nuestro país, no hace que el gasto vinculado a sus honorarios sea local, tal vez una determinada proporción en base a una estimación, pero no así en su totalidad.

Por otra parte, nos podemos plantear qué sucedería en el caso de un director que se encuentra radicado en una nación limítrofe, el cual hace viajes a nuestro país para asistir a reuniones importantes o gestionar asuntos significativos de la compañía. Nosotros creemos que frente a estos casos no se puede arbitrar una solución genérica sino que hay que ver cada caso en particular. El hecho de que un director viaje ciertas cantidades de veces a nuestro país, no hace que el gasto vinculado a sus honorarios sea local, tal vez una determinada proporción en base a una estimación, pero no así en su totalidad.

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