En el mundo de los negocios actuales el desarrollo tecnológico propulsó de manera inimaginable al mundo de las finanzas, produciendo el fenómeno de la descentralización de la banca mundial. En este escenario, adquirió vital importancia las entidades financieras de naturaleza no bancaria más conocidas como fintech. Es que en este tipo de mundo ha tenido un crecimiento importantísimo en los últimos años alentado por dos factores cruciales: el desarrollo de las nuevas tecnologías y una normativa mundial más benevolente para la realización de los nuevos negocios.

Desde esta perspectiva, han surgido herramientas tecnológicas financieras muy revolucionarias como es el caso de las billeteras digitales las cuales han permitido movilizar la economía de manera virtual, rápida, sencilla y simple. Tanto los individuos como las empresas están haciendo cada vez un uso más intensivo de esta herramienta para sus operaciones económicas cotidianas, sabiendo a priori que esto facilita la realización de ventas en el mercado por su uso generalizado en el público consumidor.

En este marco, las billeteras electrónicas amplían sus funcionalidades desde todo punto de vista. Y una importante es la posibilidad de que los fondos que están contenidos en una e-Wallet sean reinvertidos a través de un fondo común de inversión que opera por medio de la misma generando rendimientos. Estos réditos se convirtieron en un incentivo a que el público en general ponga su dinero en dichas billeteras.

En lo que respecta al Convenio Multilateral, y más precisamente en lo relativo al régimen general de coeficientes, es que muchas empresas se van a encontrar o ya se están encontrando con ingresos por rendimientos producto de la colocación de los fondos en estas billeteras digitales, los cuales es importante darles un tratamiento a la hora de la confección de los coeficientes unificados.

Como primer punto, se puede decir que estos ingresos derivan de la actividad principal del ente empresarial cualquiera sea su naturaleza. Lo indicado se debe a que hay que tener presente que la función principal del ente (ya sea vender bienes, prestar servicios, y/o la locación de bienes muebles o inmuebles), generan fondos financieros los cuales contenidos en una billetera digital se reinvierten y generan rendimientos. Esto evidencia sin lugar a dudas que se trata de ingresos derivados de la actividad principal, cuya conexión es innegable. Y todo ingreso que sea representativo o apto para medir el nivel de la actividad resulta ser un ingreso computable a los fines del convenio. Por lo tanto, como el rendimiento tiene vinculación con la acción principal por ser un ingreso derivado de aquella, sirve para medir el nivel de la misma en las diferentes jurisdicciones. En definitiva, se está frente a un ingreso computable a los fines del convenio.

Sin embargo, el problema que aparece en este escenario es a qué jurisdicción imputar el mismo, aunque este es un asunto de imputación y no de la representatividad del ingreso. Incluso, este inconveniente no es intrínseco solo de este tipo de ingresos sino que muchos tienen esta problemática que es propia de los ingresos financieros, dentro de los cuales clasificaría el rendimiento en cuestión.

Al respecto, no se debe olvidar que en general en materia de ingresos financieros suele sostenerse doctrinariamente que un criterio prudente para la asignación de los mismos puede ser el lugar de radicación de la cuenta de inversión. Esto quiere decir que podríamos imputar el rendimiento de la billetera digital según la ubicación de la empresa que administra dicha billetera. Lo mismo sucede, por ejemplo, con los intereses de un plazo fijo donde el criterio es básicamente el mismo lugar de radicación de la cuenta bancaria.

¿Y si se tratará de una billetera del exterior?. Tendría el mismo tratamiento que la renta financiera del exterior: no computable, por cuanto no permite medir el nivel de ingresos en las jurisdicciones del país.

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