La Cámara de Apelación Civil y Comercial Trenque Lauquen confirmó una sentencia sobre fijación de una cuota alimentaria que había sido cuestionada por el padre demandado, ya que se demostró que tenía capacidad de ahorro y que no existía ningún motivo que le impidiese afrontarla.

En la causa “V., M.S. c/ H., G.A. s/ Alimentos”, el juzgado de primera instancia decidió condenar al progenitor demandado a pagar una cuota alimentaria mensual equivalente al 65 % del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) vigente al vencimiento de cada período mensual, en favor de su hijo G.J.

El padre del menor cuestionó la decisión por entender que la obligación alimentaria debía recaer en cabeza de ambos progenitores (por lo que la madre debía aportar en la misma proporción a la manutención de su hijo).

Para los camaristas Carlos A. Lettieri y Rafael H. Paita, la postura del demandado no respetaba el principio que establece el mayor aporte en cabeza del progenitor no conviviente, elaborado con sustento en los artículos 638, 646.a, 658 primer párrafo y 660 del Código Civil y Comercial (CCyCN).

“Si bien corresponde a ambos progenitores conforme a su condición y fortuna, ello no obsta a que en la cuantificación se distribuyan los montos de manera diferente, siendo un dato esencial cuál de los progenitores se hace cargo del cuidado personal del hijo, pues éste tendrá menos tiempo para ejercer una actividad rentable, y porque -además- las tareas cotidianas que deberá desempeñar también tienen un valor económico”, explicaron.

Valor de las tareas de cuidado

En cuanto al caso concreto, los jueces señalaron que las partes acordaron un régimen de cuidado compartido indistinto y que la residencia principal era la casa de la madre. De esta manera, el agravio relativo a que la madre también tiene la obligación de contribuir con los gastos de la crianza no revelaba suficiencia para reducir la cuota fijada, puesto que se denota que el cuidado y la atención del niño están a cargo de la mujer.

“Con ese cuidado y atención realiza su aporte económico destinado a la satisfacción de las necesidades de su hijo, además de lo que exige el diario ejercicio de la crianza”, añadieron.

También tuvieron en cuenta que el inmueble que hacía de habitación principal pertenecía a la mamá de la actora, por lo que no podía considerarse como un aporte del demandado que debía descontarse.

Ingresos suficientes para afrontar la cuota alimentaria

En el mismo camino, el recurrente alegó que existían pruebas que permitían mensurar cuáles eran sus ingresos, agregando que lo detallado por AFIP ($200.000) sería el importe neto pero que él tendría muchos gastos.

Pero los magistrados indicaron que el alimentante no aportó -en tanto obligado al pago- todos aquellos datos fidedignos que den exacta cuenta de su situación económica, tales como: ingresos, bienes que posee, rentas que estos produzcan, etcétera; pues es él quien se encuentra en mejores condiciones de producir prueba directa respecto de su capacidad económica; para efectuar ahora un análisis distinto al que mereció en la instancia inicial (art. 710 CCyCN).

Por otro lado, subrayaron que el demandado se encontraba inscripto en el impuesto a las Ganancias e IVA, y según las declaraciones juradas patrimoniales se denotaba una capacidad económica que no era escasa.

“Afrontar la cuota para sus hijos no le ha impedido al demandado contar con un ingente patrimonio, pues por ejemplo, según informe de secretaría mediante consulta efectuada en la Dirección Nacional del Registro de la propiedad Automotor (DNRPA) en la página de la SCBA a la que se tiene acceso, se pudo constatar la existencia de varios vehículos inscriptos a su nombre”, enfatizaron.

En ese sentido, agregaron que posee en el Banco de la Provincia de Buenos Aires una cuenta corriente, caja de ahorro en pesos y caja de ahorro en dólares, con distintos saldos, lo que demostraría que, a pesar de abonar esas cuotas, sigue manteniendo capacidad de ahorro.

De esta manera, se encontraba en condiciones de abonar la cuota que cuestionó. Los testigos confirmaron que el niño se encuentra a cargo de su madre, que el demandado es un transportista de cierta importancia, y que ha adquirido distintos bienes como una “moto de lujo” y que, incluso que con posterioridad a la pandemia, construyó parte de un galpón de 25 por 10 metros.

Así, entendieron que los ingresos del apelante no se limitaban a los $200.000 mensuales que postuló en el memorial.

Cuota alimentaria que no se podía reducir

Sobre la cuota fijada en la sentencia los jueces señalaron que ascendía a 1,20 de la Canasta Básica Total (CBT) para un niño de la edad de G. J., es decir, apenas por encima del piso fijado para superar la línea de pobreza.

Luego destacaron que la diferencia entre la cuota que el apelante propuso pagar, que es el 50% del SMVyM, (a la fecha de la sentencia serían $56.250 y que no cubre la CBT para un niño), y la fijada en la resolución apelada (de $ 73.125), es de $16875; que no se advera como una suma sustancialmente diferente y que suma al apelante en un estado de pobreza, como alega en el memorial.

Por último, sobre la fijación de una cuota tan elevada -a juicio del demandante- que conlleva un perjuicio para sus otros dos hijos menores, indicaron que ese argumento no alcanzaba para modificar lo decidido, en tanto no se explica ni justifica ni vinculan los motivos por los cuales la existencia de sus otros hijos puede afectarlo para el cumplimiento de la cuota de G. J.

De esta manera, desestimaron la apelación y confirmaron la sentencia cuestionada.

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