Por: Carlos E. Álvarez

El pacto de no concurrencia prohíbe al empleado trabajar para empresas competidoras o crear una propia durante un período determinado tras finalizar la relación laboral. Para ser válido, debe establecerse por escrito, tener una duración razonable (generalmente no más de dos años), proteger un interés comercial legítimo de la empresa y contemplar una compensación económica justa para el trabajador. Esta compensación busca resarcir al empleado por la limitación a su libertad de trabajo.

Por otro lado, el pacto de permanencia obliga al trabajador a permanecer en la empresa por un tiempo determinado después de recibir capacitación financiada por el empleador. Su objetivo es que la empresa recupere la inversión realizada en la formación del empleado. Al igual que el pacto de no concurrencia, debe establecerse por escrito, tener una duración razonable (usualmente no más de dos años) y estar justificado por la inversión realizada en la capacitación del empleado.

Ambos pactos deben redactarse cuidadosamente para evitar nulidades y desequilibrios en perjuicio de los trabajadores. Es fundamental que las cláusulas sean claras, precisas y proporcionales, y que respeten los principios del derecho laboral argentino. La jurisprudencia ha establecido que la compensación económica en el pacto de no concurrencia debe ser adecuada y razonable, y que el pacto de permanencia no puede ser abusivo ni vulnerar el derecho del trabajador a renunciar.

Además:

I - Introducción
II - Origen legal
III - Pactos
IV - Conclusión

Este artículo forma parte de la publicación 'Temas de Derecho Laboral y de la Seguridad Social', exclusivo para suscriptores de Erreius

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Confección de pactos de no concurrencia y permanencia