Por: Richard Amaro Gómez

Es importante destacar que las rentas de cuarta categoría, salvo excepciones, se imputan por el principio de lo percibido. En la práctica esto se traduce en que deben atribuirse los ingresos cobrados y los gastos pagados durante el período fiscal anual. En materia de sueldos, todos aquellos cobrados desde el 1 de enero y hasta el 31 de diciembre de cada año constituyen el ingreso a aplicar, pero teniendo en cuenta que si bien el empleado cobra su salario neto lo que hay que imputar como renta es el sueldo bruto. Por lo que las pagas brutas percibidas durante el año fiscal constituyen el ingreso a imputar.

En lo que respecta a los gastos necesarios pagados durante el período anual, iniciado el 1 de enero y terminado el 31 de diciembre, es importante distinguir que son todos aquellos relacionados con la fuente de ganancias gravadas que en este caso es el empleo. Al respecto, no se menciona de las deducciones generales dado que estos son costes de índole personal que la ley permite deducir, pero de las rentas de las cuatro fuentes: primera categoría, segunda categoría, tercera categoría y de la cuarta categoría. En ocasiones, los profesionales suelen confundir el procedimiento para el cálculo de la retención de la cuarta categoría, normado en la RG (AFIP) Nº 4003, con el mecanismo anual de determinación de la renta de cuarta categoría. No van por el mismo camino.

Véase que dentro de las rentas de cada una de las categorías hay que determinar la parte neta antes de las denominadas deducciones generales, donde en cada caso se imputarán los ingresos y luego se restarán los costos formando la renta neta del ejercicio. Esta última se formará en el caso de la renta del suelo por el principio de lo devengado, en el caso de la renta de segunda categoría de capital por el principio de lo percibido, en el caso de la renta de tercera categoría por el criterio del devengado y en el caso de la renta de cuarta categoría por el criterio de lo percibido. Y luego de las rentas de las todas estas, vendrán los conceptos posteriores siendo el primero las deducciones generales.

Por lo que es necesario, primeramente, determinar la renta neta imputando los sueldos brutos cobrados en el período fiscal menos los gastos necesarios relacionados con la actividad pagados en ese mismo lapso. Y aquí se abre el interrogante respecto a qué costes necesarios existen para la cuarta categoría a fin de descontarlos de los sueldos brutos para obtener la renta neta:

Los de transporte realizados por el empleado para concurrir a su puesto de trabajo, tanto los gastos de pasaje de ida como de vuelta.
Los de cursos de capacitación relacionados con sus incumbencias laborales y siempre que estén a cargo del empleado.
Los de material bibliográfico para la formación profesional y laboral del empleado.
Los de mantenimiento y amortización del automóvil, siempre que se utilice para ir y volver al puesto de trabajo, o para hacer diligencias laborales. No obstante, es importante señalar que en todos estos casos se podrá computar la proporción correspondiente a la afectación del automóvil al área laboral y siempre respetando los topes. Al respecto, en gasto de automóvil tendrá el tope de los $7.200,00 en lo que concierne a gastos de mantenimiento y en el caso de la amortización tendrá el tope de los $4.000,00 anuales siempre que la vida útil sea de 5 años.
Los relacionados con la vestimenta adquirida para el trabajo.
Etcétera.

En la medida que se trate de valores razonables en relación a su cuantía y con los respectivos comprobantes, se podrá admitir su deducción a fin de formar la renta neta del ejercicio.

Y luego, la renta neta de cuarta categoría junto con el resto de la neta de las restantes categorías formará la renta neta única respecto a la cual se descontará las deducciones generales, que en el régimen de retención se informan a través del siradíg, pero que en la liquidación anual se informará en el aplicativo de manera directa.

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